Es verdad que podemos llegar a querer y desear algo en específico, y hacer todo a nuestro alcance por todos los medios posibles hasta llegar al punto límite de conseguirlo. Y estoy más que de acuerdo en esforzarnos en conseguir el fin de nuestras metas. Pero debemos tomar ciertos puntos a someter a análisis, y valorar la situación, ver si éste deseo es viable y si en verdad vale lo suficiente como para invertirle tiempo, dinero, energía sobre todo, entre otros factores más.
Es así que son muchas las cosas o situaciones que pueden representar ese "deseo". He aquí la cuestión. Hay deseos realmente dudosos, que quizá sean sólo caprichos, o una mala interpretación de alguna emoción o sentimiento. Es entonces cuando hay que poner en la mesa todo lo referente al tema, y analizarlo con mucho cuidado, este es también el momento justo para cuestionarnos.
En ocasiones estos aparentes deseos, pueden llegar a tornarse impulsos de locura, que nos agitan y nos conmueven impidiendo que pensemos en otra cosa que no sea el mismo. Llevándonos a cometer acciones realmente fuera la ética... rompiendo los principios. Ya sean acciones de todo tipo, incluyendo aquellas dentro del contexto mágico.
Como experiencia me queda decir que hay que mantenernos al margen de la situación, y plantearnos las cosas una y otra y otra vez, o cuantas veces sean necesarias antes de actuar.
Ser conscientes de nuestros actos y de las repercusiones que tendrán en nuestras vidas, incluso de la carga karmica que puedan traer consigo. No todos los métodos son éticos.
Mi cuestión personal de reflexión es que hay métodos que más allá de prácticos resultan caóticos, así mismo que hay sustancias y fluidos como por ejemplo la Sangre, con las que hay que irse con cuidado y respeto. Elementos que por bienestar propio, ya sea físico, psicológico o emocional es mejor mantenerlos fuera del contexto mágico.
Menciono a la sangre por que este ha sido el elemento sobre el que ha girado mi situación.
Se dice que todo aquello que creamos a pensamiento, palabra y acción repercute vibratoriamente en nuestra sangre, impregnándola energeticamente de la emoción, sensación o sentimiento del momento.
Cuando esa energía no es bien encauzada se nos pueden presentar reacciones de caos desencadenadas en función de la emoción con la que ha sido cargada la sangre.
Entonces... Vale la pena replantearnos la sinceridad de esos "deseos", así como analizar el valor de algunos métodos y elementos, que más allá del momento no debemos tomar a la ligera debido a las consecuencias que nos traerán.
Laura Makbresku
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